domingo, mayo 17, 2009

LA OBEDIENCIA A DIOS ES LA CLAVE PARA LA PROSPERIDAD

Todos quieren vivir la vida buena, pero no todos están dispuestos a hacer lo necesario para alcanzar esa meta. A menudo cuando hablamos de la prosperidad, no incluimos el componente para lograrlo, este ingrediente es: la obediencia a Dios. Cuando usted no es obediente a Dios y Su Palabra, usted hace difícil el recibimiento de la manifestación de Su bendición. Su Padre celestial siempre está en busca de aquellas personas que están dispuestos a obedecer fielmente Sus instrucciones, aún sin entender cuando Él les pide que hagan algo.A veces, obedecer a Dios, puede ser desafiante, pero al cultivar la obediencia en su vida, abre el camino para recibir cada promesa que Dios ha prometido en Su Palabra.


La obediencia es definida como la acción o la practica de actuar, siendo cumplido, sumiso y conforme. Practicamos la obediencia en tantas áreas de nuestras vidas, pero a menudo ignoramos a la persona más importante a quien debemos obedecer—a Dios. La sujeción a Dios para obeecerle debe ser en amor y en verda, asi la sujeción a Dios,nos trae COMUNION CON EL. ¡Tenemos la tendencia en decir que es difícil obedecer la Palabra de Dios y seguir Sus mandamientos, pero obedecemos los semáforos que nos dicen cuando detenernos en una esquina! Observamos los límites de velocidad y obedecemos la ley que dice que debemos pagar por servicios que nos han sido rendidos, pero con demasiada frecuencia fracasamos de estar en conformidad con Dios y Sus mandamientos para nuestras vidas.


Entendamos por favor, Dios no quiere que le obedezcamos y nos sujetemos a Él, porque Él sea un Dios caprichoso o porque quiera hacernos la vida difícil. Su Palabra es un libro de direcciones que nació de amor y fue diseñado para traernos gozo, abundancia, éxito y satisfacción duradera. La obediencia le conecta a cada sueño, cada visión, cada provisión y promesa que usted pueda imaginar. Usted puede tener la experiencia de una vida de calidad, al decidir la cantidad de la Palabra de Dios usted obedecerá. Suya es la decisión. Dios resumió los resultados de obediencia en Deuteronomio 30:15, 16 (Biblia Nueva Versión Internacional) Dice lo siguiente:

Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá.

La clave para conectarse a la bendición de Dios, el cuál le autoriza a prosperar en la vida, es la obediencia. Sin el, usted no podría alcanzar ni cumplir su meta de vivir la vida en excelencia.

La obediencia le separa de la multitud. El mundo está repleto de personas que han hecho sus propias reglas y siguen sus propias normas que no van en acuerdo con la Palabra de Dios. Como resultado, ellos experimentan los resultados negativos de la desobediencia. Pero, cuando usted obedece a Dios, demuestra que le perteneces a Él. Éxodo 19:5 dice, “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.”


A veces puede ser desafiante ir en contra del mundo y obedecer a Dios en medio del sistema del mundo que desatiende lo que Él dice. Usted puede tener miembros de familia y seres queridos cuya manera de vivir contradice la Biblia. Su obediencia en medio de sus comportamientos hace que usted sea un ejemplo. Cuándo las bendiciones de Dios empiezan a aparecerse en su vida, ellos querrán una explicación en cuanto a cómo y por qué cosas buenas le suceden a usted. Usted podrá compartir el amor de Dios y hacerles saber que la obediencia de Su Palabra tiene provecho.


La conclusión es ser sabio y obedecer a Dios. Isaías 1:19 dice que si quisieras y oyeras, comerás el bien de la tierra. ¡Eso significa la abundancia! Desde sus finanzas hasta su salud físca,mental y espiritual.


La obediencia a Dios, es la clave para vivir una vida próspera. ¡Lo que Dios le diga en la Biblia, que haga, hágalo y recibirá bendición tras bedición!

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